miércoles, 12 de agosto de 2009

es mentira

Es mentira que sólo sea deporte,
es mentira que no importe el dinero
es mentira que firmes contratos
pa` cumplirlos después

Con la música de “Es mentira” de Sabina.




Todos los veranos la condición humana que se esconde en los deportes que nos apasionan decide asomarse como la marmota Phil en Punxsutawney. En este caso el evento no sirve para predecir la duración del invierno sino para saber hasta donde puede retorcerse durante el resto del año. Esto, en el fútbol, me parece que a pesar de la condición, se roza la pornografía moral, pero este blog es para baloncesto y no vamos a desviarnos más.

El verano nos ha mostrado un par de detalles, el culebrón Ricky, que sí busco elegir franquicia, que si avalo deudas con cláusulas, que si a ti te rebajo a ti no, a este club si al otro no…. un mareo. A la par de este suceso, se ha dado otro gran culebrón Saul Blanco, con artículo 1006/Herrerosprecursor, convocatorias del Pamesa, ¿acuerdos? Fuenla – Unicaza. Aderezado con el habitual cachondeo Metal FEB. Oro, Plata y Bronce. Con el sabido cambio de sistema, de formato, de clubes,… una sangría imparable en la que me da miedo proyecta al futuro y atisbar las tan temidas euroligas privadas y la devaluación de las competiciones nacionales a mera “Ligas de Desarrollo”.

En lo cercano y mundano, hemos tenido las declaraciones de Guaita o la propuesta de Bellas. Dolerme, no me duele, es relativamente fácil ponerse en la piel del otro y pretender entederle, que no comprenderle. Para una vez que teníamos la plantilla cerrada para antes de la competición, casi nos quedamos sin competición y ahora sin plantilla (un poco exagerado, lo reconozco).

Con tanto jaleo, sólo puedo pensar en que algunos cambios serían buenos. Está claro que cuando un jugador no quiere jugar, dan igual las condiciones, es decir, no sé puede modificar las intenciones y deseos de uno, por más que para la mayoría de nosotros, currantes del montón, nos moleste estos “privilegios”. Pero, está claro que si en nuestro caso no quisiéramos trabajar, no lo haríamos, lo complicado sería tener otra oferta o encontrarla. Lo que si se puede minimizar es las especulación sobre ganancias y perdidas se generan. Cada vez me gusta más el sistema de topes salariales de la NBA y la no existencia de cláusulas de rescisión. Para qué tenerlas si nadie las cumple, se pueden saltar, denunciar, juzgar, trampear,… Estos limites, también controlan los techos de los sueldos e impide las sobre valoraciones, como este año está ocurriendo con el archifamoso “producto nacional” (diré que siempre es complicado legislar esto para que sea efectivo). En cambio, los cambios, valga la redundancia, tienen que ver con las normas del juego, no deberían dejar pasar la oportunidad de pensar en otros cambios que serían igual de necesarios para sanar nuestro deporte.

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