No puedo empezar esta crónica sin mencionar lo que más me ha llamado la atención e intentaré ser lo más cuidadoso posible.
Hemos acudido (mi hermano y yo) por segunda vez a Illescas a ver un partido entre el equipo local y el Cáceres. Deseo empezar aclarando que no se puede generalizar ni pensar que todos los Illescanos sean iguales y mucho menos aquellos a los que les gusta el baloncesto, pero... Desde el primer momento las 12 o 15 personas que hemos asistido a animar al Cáceres no hemos visto sorprendido por canticos como:
¡Pu-ta-Cáceres!
¡Puta Cáceres!
¡Plasencia!
¡Plasencia!
¡Sois de Leb Plata!
¡Cáceres sois de Leb Plata!
Estos cánticos que parecerían normales en una rivalidad enquistada, me cuesta entenderlos en dos equipos que se han encontrado, contando esta en cuatro ocasiones, sin llegar a disputar dos temporadas juntos. No entiendo muy bien el odio, pero algún cántico incluso me ha parecido irónico, y aprecio la ironía. Pero lo que no ha tenido ningún sentido ha sido la sensación final, en la que los jugadores nos han aplaudido a los pocos que estabamos, bajo la silbada monumental del pabellón, y en el desfilar de los aficionados nos han insultado e increpado hasta la saciedad. Insisto en que no han sido todos pero no han bajado de 3o los que nos ha chillado, gritado e insultado sin parar, mientras nosotros no prestabamos atención para no increpar más el ambiente o a lo sumo hablamos entre nosotros. Nos han tildado de asquerosos, "no personas" peseteros, millonarios y un sin fin de adjetivos que no viene al caso repetir. En resumen, termina un partido y tienes que esperar 10 minutos de agresiones constantes, antes de salir, sin poder casi celebrarlo y con una sensación de inseguridad importante. Desde aquí sólo condenar este tipo de actuaciones que poco tienen que ver ni con el baloncesto ni con la tensión propia de un partido.
A esta situación no ha ayudado nada, en mi opinión, la actitud del entrenador local Javier Juaréz. Reclamando constantemente las infracciones del entrenador rival mientras, él cometía las misma o incluso más. En constante pelea con arbitros y nuestro entrenador. Creo que increpa el ambiente y sólo favorece más tensión con sus desafíos constantes.
Espero que nos les recibamos igual, porque no es plato de buen gusto ver así un partido ni agradable agredir, intimidar y amenazar a nadie. Esperemos que las aguas discurran por buen cauce.
La nota positiva ha sido que hemos ganado, con un partido discreto de Moss y un montón de cosas más que intentaré escribir mañána.
Un saludo y buenas noches gentes de baloncesto, me acuesto con buena vibraciones.
P.D.: A modo de anécdota, recuerdo que en el partido de liga, en un ataque de efusividad me dió por llamar tonto al arbitro y el pabellón me recriminó la acción, hoy poco illescanos no han mentado a la pareja arbitral o alguno de sus familiares.